
Escuchad con atención
que os vamos a contar,
el primer milagro de la navidad.
En el campo de Belén,
nacieron un montón de flores,
para que el niño Jesús
lo viera todo de colores.
Una de las florecillas,
se lamentaba continuamente;
pues veía a los pajarillos
que volaban alegremente.
La florecilla les dijo:
tenéis más suerte que yo.
Podréis estar más cerca
del niño Dios.
Una gota de rocío
sobre la florecilla cayó
y le dio un brillo a sus pétalos
que llamaba la atención.
Pasaron muchos pastores que iban a adorar al niño.
La florecilla pensaba:
yo también quisiera ir
para darle mi cariño.
Un pastorcillo pobre
que al niño no tenía que darle,
al ver a la florecilla pensó:
ya tengo con qué obsequiarle.
El pastorcillo se inclinó
ante tan linda belleza
y cogió la florecilla
con mucha delicadeza.
De camino hacia Belén,
la florecilla encantada
mirando las otras flores pensó:
de todas soy la más afortunada.
Llegó el pastor al portal
y al niño Dios le entregó
primero su corazón
y después la linda flor.
El niño con gran cariño
la cogió entre sus manos
y la flor emocionada, le dijo:
siempre seremos hermanos.
El niño Jesús sorprendido
al escuchar sus palabras,
le dijo a la florecilla:
¡Quédate aquí, no te vayas!
El niño se puso triste
pues no sabía qué hacer
para que la florecilla
siempre estuviera con él.
De pronto la florecilla
dio un grito de alegría
y le dijo a Jesusito:
conviérteme en pajarito
y estaré aquí noche y día.
El niño con ilusión
a la florecilla contestó:
me gusta lo que has pensado
pues, así, siempre
estarás a mi lado.
Y así fue como el niño Jesús
hizo su primer milagro:
transformó en un instante
a la linda florecilla,
en un pájaro radiante.
Desde entonces,
cada año en navidad
todos los pajaritos
del mundo vuelan
llenos de PAZ, AMOR Y
FELICIDAD.
Escrito por María del Carmen Arenas Márquez: una querida monitora de nuestro comedor.
GRACIAS.